Sin lugar a dudas, el partido del
sábado contra Galatasaray fue el de mejor producción futbolística del año. Más
allá de los tres goles convertidos, de sostener el cero en el arco propio y de
mantenerse en la punta, el equipo pudo encontrar un funcionamiento perfecto en
todas sus líneas.
Y sorprende ya que, a priori, el
cambio de nombres y hasta de sistema táctico devenía en una incógnita. Porque sí,
la disposición cambió pese a no quedar tan en evidencia: Dieguitoh no es un
volante central clásico, y su adelantamiento natural en el campo podía ser peligroso
a la hora de defender. En el hecho, Mafisa fue “bielsista”.
3-3-1-3. Para el hacedor de humo
Angelito Cappa, esto sería un número telefónico; aunque la táctica en el fútbol
moderno, sea amateur o profesional, es cada día más importante. El “1” fue
Dieguitoh, ya que no tuvo un gran apego a quedarse parado en el centro del
campo. Y el 10 terminó siendo clave, porque pudo actuar como quiso sin una
marca fija, y armó el juego del equipo. Fue el autor del primer pase de cada
jugada.
Sin embargo, la figura determinante
del partido fue Luquitas. Aún si no contáramos los dos goles convertidos, lo
seguiría siendo; ya que de sus pies llegaron las mejores chances de gol. En
gran dupla con Santiago (cambió su manera de jugar, mucho más simple y
efectiva) al tirarse a la derecha, y no menos productiva su asociación con
Nicolás por la otra banda, fue presa imposible de cazar para los defensores del
equipo turco.
No hubo un rendimiento por debajo
de la media. De atrás para adelante, el equipo tuvo mucha seguridad y aplomo. Pablo
sólo tuvo que intervenir en una ocasión seria, sacando un mano a mano con el
pecho. El dato positivo es que no marró ningún saque desde el arco. La defensa
en conjunto funcionó como en las viejas épocas de 155.
Mati y Nicolás hicieron un gran
esfuerzo por las bandas, ayudando en el retroceso pero también siendo punzantes
en ataque, sobretodo el moreno. Edu demostró que rinde mejor cuando no sale la
noche anterior, y se dio el lujo de probar desde afuera del área de buena
forma. Quizá a Yuli no le salieron las cosas como él esperaba, pero para nada
tuvo un mal encuentro. Y el banco de suplentes cada vez aporta más: Fede
Faisca, en la primer pelota que tocó, la mandó al fondo de la red.
El andar del puntero de la
categoría D en este torneo es convincente: no deslumbra por su juego lindo,
pero sabe a qué y cómo quiere jugar. Tiene figuras de relevancia y en un nivel
altísimo, pero también un funcionamiento colectivo que permite descansar
tranquilos a todos los que quieren a Mafisa. Un recambio valioso depende la
circunstancia, y sobretodo, una hinchada que aguanta pese al horario, el frío y
pocas horas de sueño.
Porque Mafisa, somos todos.
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