El mejor partido de Mafisa en sus
más de tres años de existencia. Así se resume el cotejo del pasado lunes,
contra Complejo Off-Side; tal vez el rival de más jerarquía que nos haya tocado
enfrentar.
Algunos dirán
Bagayeros, con Evans y sus figuras, o alguna que otra goleada de las tantas en
155. Pero nunca el rojinegro planteó el partido de la manera que lo hizo el
lunes. Nunca jugó tan bien: fue tácticamente perfecto.
No habíamos
visto jugar al rival, pero la friolera de 50 goles a favor y tan sólo 4 en
contra hablaba a las claras de la calidad de Complejo Off-Side. No quedaba otra
que esperar los primeros minutos para ver como se daba el trámite. Rápidamente
nos pusimos en ventaja, tras una jugada de Pepi que definió Santiago debajo del
arco.
De ahí en más,
defendimos la ventaja con una presión intensa en cada sector del campo. El
rival hacía rodar la pelota de lado a lado, casi sin ningún pelotazo. Sin
embargo, el tiki tiki no lograba tener situaciones claras, y Mafisa de contra
volvió a lastimar: gran dribbling de Pepino por el sector izquierdo para cruzar
el remate y estampar la segunda pepa.
Misma
tónica tuvo el encuentro hasta el entretiempo. En la charla, planteamos salir
unos metros más adelante y lograr la tenencia del balón. Pero para desgracia
del plan (pero beneficio del equipo) al minuto Cabral marcó el 3-0, e hizo que
nos sigamos quedando atrás.
El
descuento de Off-Side vino a través de un penal, luego de un foul en el área,
cerca de la línea de meta. Pero Mafisa seguía firme: no perdió la calma y tras
una serie de paredes por el sector derecho con Pala, Santiago cayó dentro del área
y el árbitro pitó. Pepi cambió por gol, y el 4-1 se hacía presente.
El rival
predominaba el dominio del balón pero en la misma forma que todo el encuentro:
sin profundidad. Hasta que una gran asistencia del número 7 deriva en los pies
del número 11, que con gran solvencia define al palo de la mano izquierda del
gran Pablito.
4-2.
Restaban 5 minutos. La joya del mediodía se presentaba en Ruta 36: Gonzalo
Barrios. Pepi, el 10 hasta que vuelva Diego. Tomó la pelota levemente delante
de mitad de campo. Cual gaviota sobre el mar, empezó a “volar” sobre la cancha:
fueron dos, tres, cuatro y finalmente cinco los que quedaron en el camino. Tocó
suavemente al gol, y selló el resultado. La organización del torneo se lamentó:
“Hubiera estado para filmarlo”, dijo Tito, maravillado por la magia del Niño
maravilla.
Enorme
triunfo. De esos que emocionan, que valen más que 3 puntos. Por la jerarquía
del rival, pero más por el nivel individual y colectivo del equipo de la gente.
Encomiable esfuerzo de los jugadores bajo un sol radiante, y conmovedor apoyo
desde afuera. Este es el camino para hacer historia. Esta es la familia de
Mafisa.
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